El silencio de la frías noches de invierno es cortado en el barrio del Santo por el susurro del racheo cofrade, por el susurro de unos pasos de esperanza que como una brisa nos recuerdan que ya queda poco, que pronto llegará el momento en el que las calles herencianas se conviertan en el viacrucis de pasión. Que queda poco para que todas estas horas de ensayo se vean recompensadas cuando Ella salga a la calle, radiante, soberana... y luzca hermosa como si del primer año se tratara.
Y son estos pasos, ese rachear turbador que remueve nuestro espíritu, y con él, las ganas de aprender la técnica para que un año más, Soledad recorra su pueblo, su gente, como ellos se merecen y como Ella se merece, con lo mejor de su Hermandad. Y por ahora, sólo nos queda ensayar, poner todo lo mejor de nosotros mismos, y soñar, soñar con este próximo día que se acerca y en el que nuestra Madre pondrá sus pies en la calle, y comenzará a rachear al compás de sus varales. Os dejamos con algunas imágenes de estos primeros ensayos.
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