REAL E ILUSTRE COFRADÍA DEL CRISTO DE LA COLUMNA, NUESTRO SEÑOR DE LOS AFLIGIDOS Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA SOLEDAD, POPULARMENTE CONOCIDA COMO LA HERMANDAD DE "EL SANTO"

sábado, 15 de septiembre de 2012

La Ermita del Santo estrena Cristalera.

Desde hace pocos días, nuestra ermita luce y presume orgullosa de una nueva cristalera, que aparte de embellecer la casa de nuestros titulares, está a su vez cargada de significado y simbolismo.

La imagen que refleja nuestra cristalera es la del Cordero como figura de Cristo Mesías y Salvador. Es el Cordero esta figura tan simbólica a lo largo de la Biblia que une en sí, Nuevo y Antiguo Testamento. Es el título que mejor describe la naturaleza e impacto del ministerio de Jesús como Redentor y Salvador del mundo.



¿Por qué llamamos a Cristo "Cordero de Dios"? Os enumeramos algunas de las razones:

1. Es el Primer título registrado en el Evangelio de Juan, que introduce a Jesús, el Mesías esperado por siglos y siglos. Juan resume el ministerio de Jesús a favor de la humanidad tanto para la nación de Israel en el Antiguo Testamento como para todo el mundo en general en el nuevo pacto “ He allí el Cordero de Dios( A.T) que quita el pecado del mundo”( N.T)


2. El Cordero de Dios es Jesús, es la Pascua de Jehová. Y este cordero es la presentación personal y amorosa de Dios mismo en olor fragante para el perdón de los pecados de la humanidad “ por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios” (Rom. 3:23)


3. El cordero es el recordatorio de la extraordinaria historia de cómo Dios salvó a la nación Judía de la esclavitud en Egipto. “Y Moisés convocó a todos los ancianos de Israel, y les dijo: Sacad y tomaos corderos por vuestras familias, y sacrificad la pascua” (Exo. 12:21). Lo cual señala el derramamiento de Jesús como el cordero de Dios derramando su propia sangre en la Cruz del calvario y donde dio libertad del pecado “llevó cautiva la cautividad y dio dones a los hombres”(Efe 4). Además de ser el cordero en quien la ira de Dios se derramaría totalmente sobre Él y así llevar en su cuerpo la maldición del pecado que pesaba sobre nosotros los seres humanos (Gal. 3:13; Deut. 21:23) y hacer la paz con Dios.

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