Al frío y a las sombras del invierno,
Tu le trajiste el calor de tu presencia,
La amistad de tu sonrisa,
El resplandor y la belleza de la gracia.
Infunde la esperanza y renueva la confianza
En el vacío de nuestras vidas, tantas veces sumidas en la sombra
Y en el vacío de nuestro mundo,
En el que el mal hace valer su fuerza.
Tú, que dijiste a Bernardita: “ Yo soy la Inmaculada Concepción”
Socórrenos, pues somos pecadores.
Danoshumildad para para la conversión,
Valor para la penitencia
Y perseverancia en la oración.
A ti que eres “Nuestra Señora del Perpetuo Socorro”
Te encomendamos a todos aquellos
Que llevamos en nuestro corazón,
Especialmente a los enfermos
Y a los que han perdido la esperanza.
Tú, que guiaste a Bernadita para encontrar la fuente,
Llévanos hacia Aquel que es la Fuente de la Vida eterna,
Él que nos ha dado el Espíritu Santo
Para que nos atrevamos a decir:
Padre nuestro que estás en el cielo …..
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