viernes, 13 de julio de 2012
La Señora del Santo.
Está atenta a como la miran sus hijos, como la acarician, como la buscan, también como "la disgustan" en algunas ocasiones, nos trata a los hijos de Dios con la confianza que Jesús la trataba a ella, Soledad se hace pequeña en su caminar y eso es lo que le hace ser grande. Como bien se dice, a Jesús siempre se va y se "vuelve" por María. Y es ella la Reina del Santo, la que espera en su ermita y bendice a todo aquel que se acerca a su puerta a rezarle, a implorarle y pedirle intercesión. Es ella, La Señora, la que nos acompaña día a día.
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