REAL E ILUSTRE COFRADÍA DEL CRISTO DE LA COLUMNA, NUESTRO SEÑOR DE LOS AFLIGIDOS Y MARÍA SANTÍSIMA DE LA SOLEDAD, POPULARMENTE CONOCIDA COMO LA HERMANDAD DE "EL SANTO"

sábado, 9 de mayo de 2009

El encuentro con el Señor

Semana santa: procesiones, oración, reflexión, pero algo de todo esto anida en tu corazón y como el café deja poso. Y una de las cosas que me han marcado entre otras, fue el miércoles santo en el via crucis, el encuentro con nuestro señor de los afligidos.
Para con el, inerte y colgado de esa cruz que tiene todos nuestros pecados y que el limpia y remienda con su cuerpo y sangre.
Aparece en la plaza imperioso, majestuoso desde la humildad de estar en la cruz escoltada por sus hermanos, ante lo cual, agachas la cabeza y te santiguas.
Cada mirada fugaz a ese cuerpo malherido encierra la más sincera oración, la petición de perdón y el consuelo del alma que cada hermano tuyo desde su infinita pobreza necesita del padre eterno.
Una legión de tus hijos apiñados en torno a la cruz como rocas del gólgota, íbamos empapándonos lo que el madero derramaba, tu palabra que nos sirve de guía y alienta nuestras vidas. Tu perdón que nos hace levantarnos con más fuerza de las numerosas caídas que tenemos en nuestro caminar.
Y disfrutar del infinito amor con el que nos agasajas a pesar de tantas negaciones, desprecios, creer no necesitarte o peor aún estar por encima de ti.
No sabemos cuanto te necesitamos y siempre teníamos que estar dándote gracias por tanto a cambio de tan poco, o no es justo que un padre pida el amor de su hijo/a por el que da la vida.
Cada estación es una lección magistral que Jesucristo nos da de cómo enfrentar los problemas y dichas.
Para todos, jóvenes, matrimonios, abuelos es como la llave maestra de un hotel todo lo abre para entrar y solucionarlo.
Y por último, decir que en los tiempos que corren que “dicen” que no está de moda ser cristiano y sufrimos tantos ataques por medios de comunicación, vecinos y conocidos, me enorgullece que en mi pueblo unas de sus calles vaya una marea de gente de todas las edades con el solo sonido de la palabra y el sonido del calzado al caminar, que como música de fondo hace que cale hondo en ti cada estación y todos con la mirada fija en lo que es el eje de nuestra fe, la cruz.

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