En la inauguración del Santo nuestra Madre de la Soledad vestía de Reina, Reina de Herencia y de sus habitantes, por ella y para ella, a la Virgen guapa, que cierra y abre los corazones, que en su Soledad acompaña al triste, al marginado, al pobre, al que sufre... a sus Hijos.
A Ella que es agua fresca donde se calma la sed, el abrazo donde se acunan los sentimientos, que irradia con su belleza la ermita del Apóstol, le ofrecemos nuestras oraciones, plegarias y nuestro agradecimiento, porque sólo gracias a ella y a su Santísimo Hijo, ha sido posible salir adelante.
Y así, como Reina la veíamos el 25 de noviembre, vestida de gala en la inauguración de su templo, Reina de nuestros corazones y Reina del Santo.
Os dejamos también con la Salve que Saray, le cantó a nuestra Madre en la Acción de Gracias.
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