Fue emocionante ver la vigilia y posterios acompañamiento en oración por la mañana, y la propia marcha hacia Urda, ese torrente de vida nueva que de sus labios y su vida salían alabanzas a Cristo Nuestro Señor.
Cinco fueron los que partieron a ese hermosísimo destino y unos miembros de nuestra hermandad estuvieron portando la cruz y dejando una estampa de Nuestro Señor Cristo de la Columna a sus pies, nos trajimos mucho más que una bonita experiencia sentimos como Cristo nos acompaña y para el año que viene os aconsejamos que no os lo perdáis.
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