Ya hemos pasado el mes de mayo como el mes de Maria. Que comienzo mas bonito ha tenido, es el mes de las flores y para nosotros los cristianos la flor más preciada es nuestra madre la virgen.
También el día uno fue el día de San José obrero y no tiene mas que decir lo que para los herencianos es San José, todo esto lo mezclas y están la virgen y San José premio al trabajo de llevar la familia des Mesías.
Pero lo que se percibió el mes pasado es la necesidad que tenemos de pedirlo y contarle a la virgen, tantas cosas que nos desasosiegan. En las puertas de los templos se agolpan tus fieles deseosos de besar tu pie, tenerte cerca y con la mirada desnudar nuestra alma ante tu divina presencia, para que como pasa con nuestras madres que parecen tener la obligación de solucionar y arreglar todo cuanto nos sucede o todo lo que necesitamos.
Ante tu presencia que todo lo puede pedimos Madre que enmiendes nuestros agravios y confortes nuestra alma, treinta han sido los días que tenía el mes pero todos acudimos a ti en peregrinación desde nuestro hogar para cada día pedir algo nuevo o recalcar lo del día anterior pero ¡ay! cuantas veces venimos a darte gracias por tanto que nos concedes, debemos ser agradecidos con ella que tanto nos mima, igual que cuida a su hijo nuestro señor Jesús.
Sólo decir más que a Maria la tenemos en cuenta todo el año, el mes de mayo en especial, pero ella siempre esta ahí para escucharnos, con el brazo preparado para llevarnos a su ragazo y a través de su infinito amor interceder ante su hijo amado nuestro Mesías Jesús resucitado.
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